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La Torre de Hercules

Pasandose al enemigo. De Bonaparte, estudios historicos y recreaciones de batallas.

Leo esta entrevista en La Opinion:

" "Algunos no son capaces de pasar sin ducharse, pero si queremos recrear todo a rajatabla, hay que oler a sudor".

Silvia R. Pontevedra.A Coruña

Lo primero que se ve cuando uno se encamina a su despacho, al fondo de la librería Arenas, es un busto blanco de Napoleón. Luego, ya dentro, el propietario espera detrás de su mesa, bien guardadas sus espaldas por el retrato al óleo de su padre, Fernando, dos banderones de España y Galicia, y otro busto, esta vez negro, de sir John Moore, que mira al frente, elegante, engalonado, sin cruzar sus ojos con Bonaparte (de peor percha que el inglés para las casacas) "porque, en realidad, nunca se llegaron a conocer".

-¿Esas patillas que gasta las cultiva para cuando se va de batalla?

-No... vienen de mi etapa rockabilly.

-Ésa también era una recreación.

-Sí, bueno, pero el re-enactment es mucho más. La reconstrucción del pasado es una corriente muy implantada en otros países, aunque en España no tanto. De todas formas, van surgiendo grupos que intentan vivir durante unos días tal y como se vivía en la época que recrean. Yo empecé hace 14 años, y los Royal Green Jackets, cuando se formó el grupo, en 1996, éramos siete personas y fuimos pioneros. Antes sólo había representaciones medievales, pero como fiestas históricas, y ahora hay recreaciones de bajo nivel, de medio y de alto, como es nuestro caso. Todo esto no tiene nada que ver con la carnavalada. Nosotros, por principio, jamás nos ponemos los trajes en Carnaval.

-¿Y por qué el periodo napoleónico?

-Pues porque, aunque breve, fue una etapa histórica importantísima: la Revolución Francesa, el Imperio, la Guerra de la Independencia... Aunque también nos interesa la vistosidad de sus uniformes. Hay grupos de recreación de muchos periodos de la Historia. Nosotros, en nuestra asociación de A Coruña, tenemos uno romano con dos jinetes y seis legionarios que todavía no se ha presentado oficialmente. Planeamos organizar un acto en la Torre. También en Galicia, pero en Ourense, hay una asociación que intenta reconstruir la Edad de Piedra, pero las etapas preferidas son las que dan más juego en su vestimenta: además de por la era napoleónica y por los griegos y los romanos, hay muchísima afición por el Medievo, por la Guerra Civil española y por la II Guerra Mundial.

-Usted ¿cuántos trajes tiene?

-Bueno... Yo tengo 14, entre los del ejército español, el francés y el inglés, pero otros miembros del grupo tienen dos, tres, o uno, y según las batallas en las que participan los modifican para adaptarse con rigor. En los ejércitos de una misma época, el corte del traje y las armas son similares, aunque cambien los accesorios, los símbolos y las botonaduras. Yo tengo más porque llevo ya muchos años. Uno se va haciendo con el equipo poco a poco, comprando en anticuarios o a través de catálogos de artículos de época, que ahora se están haciendo a mejor precio en la India. Al principio, nuestros uniformes no eran perfectos... diríamos que estaban al setenta por ciento, y ahora hasta tenemos caballos y dos cañones, el Coruna y el Marineda.

-Además de pasión por la Historia, ustedes tendrán dinero y tiempo libre...

-Gastar se gasta, porque un traje bien hecho puede ir desde los 1.100 euros de un soldado de infantería hasta los 9.000 de un uniforme de mariscal con todos sus complementos, incluido el mosquete. Pese a esto, en esta afición cae gente de todo tipo. Hay médicos, abogados, funcionarios, dependientes, un editor y librero, que soy yo... Hay de todo. Aficionados a la historia, a la música militar, al miniaturismo, al coleccionismo de armas, al cine histórico... Y respecto al tiempo, en las recreaciones no se pierde mucho porque suelen organizarse en fin de semana, como hace unos días, que estuvimos en Bailén, y ahora que nos vamos a Barbate para la batalla de Trafalgar. Además, no es una pérdida porque nos gusta y nos desestresa, aunque yo dedico más horas que los demás... varias tardes a la semana, porque como secretario tengo que encargarme de más cosas. Por ejemplo para ir a Austerlitz del 1 al 5 de noviembre, me he ocupado de los billetes de avión, de las transferencias bancarias, del hotel...

-¿Pero no van a dormir en tiendas en el campo de batalla?

-Vivaqueamos, claro. Cogemos entre todos una habitación de hotel para dejar las cosas, pero nosotros, aunque vamos hasta allá en avión, intentamos vivir esos días como auténticos soldados de la época.

-Incluso sin ducharse.

-Algunos no son capaces, pero si se lleva todo a rajatabla, también hay que oler algo a sudor. Y comer malamente. Pan duro y a lo mejor alubias y algo de pescado seco y tocino. Y llevar la ropa interior de aquel entonces, y jugar a las cartas con una baraja de la época, y peinarse con un peine de anticuario, y compartir rapé, y fumar tabaco en una pipa de 200 años. Y luego, en la batalla, ser fieles a la historia y luchar como se luchaba entonces, y dar las órdenes con el lenguaje de la época. En Madrid pujé por un manual de artillería de 1805. Me costó 65.000 pesetas. Me lo estudié y, luego, los miembros del Cuarto Regimiento del Real Cuerpo de Artillería de los Royal Green Jackets lo practicamos entero.

-No usarán bombas de verdad...

-Lanzamos salvas, pólvora quemada. Pero lo demás es auténtico.

-Dicen que hasta mandan coser los trajes de una manera especial.

-Sí. El sastre para toda España es una señora coruñesa que se llama María. También hace los uniformes de las milicias Urbana y Honrada, y le tiene cogido el truco a la confección. Las costuras se hacían al sentido contrario de como se hacen ahora, y la tela también era distinta. Tuvimos que encargarla en Barcelona: de algodón, con una trama gruesa de 38 hilos por centímetro en vez de cien, y con tintes naturales. El rojo, al sudar, destiñe y mancha el cuello, y el azul turquí lo hicieron especialmente para nuestro regimiento. Como no se vende, hubo que comprar la partida completa para que la fabricaran.

-¿Azul turquí? ¿y entonces por qué se llaman Royal Green Jackets?

-En homenaje al cuerpo de élite que creó John Moore. Los Royal Green Jackets eran los más avanzados, y hoy siguen existiendo. El Ejército británico nos dio permiso para usar el nombre, pero con comillas.

-¿Cuantos se juntarán en Austerlitz?

-Cinco mil de toda Europa. Bastantes, aunque en la batalla original fueron 40.000. El campo se conserva virgen, no como el de Elviña, que está tomado por la Universidad, las empresas y Alfonso Molina. El de Austerlitz es impresionante, tan grande como toda la ciudad de A Coruña.

-¿Qué batalla les falta por recrear?

-Soñamos con el Sitio de Zaragoza.

-Y ya que usted fue rockabilly... Napoleón tiene tantos imitadores como Elvis, ¿cómo eligen al auténtico?

-Aunque hay mandos y se asciende por antigüedad, en la asociación española no queremos tener Napoleón, pero hay cinco grupos por Europa que lo tienen, así que surgen muchas envidias. Para evitarlo, hace tiempo que en cada batalla se contrata a un actor para el puesto de Bonaparte. "


y ya puestos, os dejo esto desde La Voz de Galicia, para seguir con el tema:

" (Firma: Rubén Ventureira Lugar: a coruña)

En 1809, las tropas dirigidas por el mariscal francés Soult se enfrentaron en Elviña con las del británico sir John Moore, que huían perseguidas por los invasores napoleónicos. El escocés dio su vida en el campo de batalla, y A Coruña le honra por ello. La asociación histórico cultural The Royal Green Jackets, con sede en la ciudad, le ha rendido tributo en numerosas ocasiones. Pero en diciembre serán infieles al héroe británico. Participarán en la conmemoración del bicentenario de la batalla de Austerlitz y lo harán como miembros de la división francesa del mariscal Soult.

«No hubo españoles en Austerlitz», explica Manuel Arenas, presidente de The Royal Green Jackets, «que fue una batalla entre las tropas francesas y las austríacas y rusas». «A nosotros nos han invitado a participar y la organización ha decidido que vayamos con las tropas napoleónicas», aclara cuando en tono jocoso se le pregunta si se han pasado al enemigo.

La expedición española está formada por 15 personas. La mayoría, once, son coruñesas: Carlos Gómez, César Álvarez, Antonio Osende, Juan Fernández, José María Brión, Daniel Álvarez, Olga González, Gonzalo Campos, Juan Carlos Mareque, Demetrio Calviño y Manuel Arenas, que se llevará a Chequia (allí está Austerlitz) un cañón de su propiedad. Dos madrileños, un salmantino y un alicantino completan el grupo, que partirá el 1 de diciembre y regresará el 5.

«Estaremos en una esquina del campo», detalla Arenas, «y es posible que durante muchos kilómetros de caminata, diez o más, no nos encontremos a nadie». Y eso que en el acto participarán 5.000 personas: «Es la segunda recreación más grande de Europa, tras la de la batalla de Borodino». La última vez que se rememoró la de Elviña, en A Coruña se reunieron 1.200 soldados. «Esta cita en Austerlitz tiene unas dimensiones mucho mayores. La han organizado a lo grande porque la ocasión lo merecía. No hay que olvidar que se trata de la primera gran victoria de Napoleón».

Dada la amplitud del territorio de la lucha, el público seguirá a los soldados, como hacen los espectadores en los torneos de golf. «La gente vendrá detrás, esperando el momento en que nos encontremos con las tropas enemigas. Entonces comenzará la recreación viva, que es la parte más espectacular». Las condiciones climatológicas serán similares a las existentes en 1805: «Habrá nieve y estaremos a 4 ó 5 grados centígrados bajo cero».

Antes de acudir a Chequia, los coruñeses se entrenarán en el bicentenario de la batalla de Trafalgar, que se celebrará el 21 de octubre y contará con la presencia de 32 gallegos.
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Buaaa, todos quieren pelear en Jena o en Austerlitz. Nadie quiere ser un guerrillero cazando franceses en el monte. Y es una pena, porque aunque sea un tema minoritario en el mundo de los historiadores y aficionados a los juegos de guerra en general, fueron ellos, los campesino,s civiles echados al monte, mesoneros envenenadores, curas con trabuco y muchos mas quienes echaron sal y limon en esa ulcera española de la que los ingleses tanto s eaprovecharon y que acabo desangrando a la Grande Armee.

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