De cenas de amor, mejillones y como volverse loco.
Leyendo Halon Disparado ( que se esta ganando un hueco en los enlaces a toda velocidad ) me encuentro con esto:
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Ilusionado, abro el libro de recetas de Adrián Ferrá recién adquirido sobre la encimera de la cocina. Voy a prepararle a mi chica una cena de chuparse los dedos. Busco las recetas de mejillones porque sé que la encantan. Encuentro la página apropiada y me dispongo a proceder con tranquilidad. Pasito a pasito para no liarme.
Lo primero necesito 1 kilo de mejillones de roca. Vaya. Me acerco en poco más de cuatro horas (y otras tantas de vuelta) a Asturias y consigo los mejillones por una pasta gansa gracias a unos colegas. De vuelta en casa observo estupefacto el primer paso: retirarles a los mejillones el hepatopáncreas. Joder, ¿qué coño es el hepatopáncreas? Como en la Wikipedia no hay una foto, me acerco a la biblioteca municipal y pido unos tratados de fisiología de los moluscos ¡Aaaah, eso de ahí! Vale, identificado.
Otra vez en casa. Eviscero a los malditos bichos y leo el siguiente paso: cocer los mejillones en 2 litros de agua de mar. ¡Coño! Ya podía haberlo leído antes del paseo a Asturias Todo sea por darle una sorpresa a mi pichoncito. Esta vez me voy a Santander que me ahorro una hora entre ida y vuelta, a ver si lo tengo todo para la hora de la cena Vuelta a casa y los mejillones empiezan a cocer. Esto marcha.
Para ir ganando tiempo echo un ojo al siguiente paso: abrir una lata de mejillones en escabeche (sin especificar marca ni calidad). ¿Y estoooo? En fin, no nos adelantemos. Bajo al Merdacona y me hago con unos mejillones marca Hacendaño. Regreso al hogar justo a tiempo de retirar la olla del fuego. Se escurren los mejillones y se emplatan con unas hojitas de albahaca fresca. Tentado estoy de pegar el cambiazo por unas de marihuana. Finalmente decido que las cosas se hacen bien o no se hacen y me doy un paseo hasta el mercado de abastos. Vuelta a casa.
Emplato y adorno los putos mejillones (en qué horita). Abro la lata de mejillones y los escurro bien. El siguiente paso dice: tire los mejillones de la lata y reserve el caldito. ¡Hostia puta, me acabo de lucir! Menos mal que he comprado un paquete de tres. Tiro la lata de los cojones por la ventana y abro otra. Procedo como rezan las instrucciones. Vierta el caldo sobre los mejillones de roca y sirva después de dejar enfriar un rato. ¿Ya está? ¿Esta es la receta del gran Adrián Ferrá? Me cago en sus muertos y pongo la mesa.
Mi chica se retrasa. Ya la han liado con algún asunto de último momento. Con una hora de demora, por fin se abre la puerta y la recibo meloso.
¿Cariñooo? ¿Adivinas lo que hay para cenar?
Ufff, perdona, mi amor. Es que me he tomado unas cañas y no me apetece nada.
Me pongo la fuente de mejillones de roca por montera y salgo a la terraza a cantar I want to break free. Minutos después unos señores muy amables me regalan una camisa con mangas a la espalda y me acompañan a una casa de reposo. Espero que no haya mejillones para cenar.
Banda sonora: Pulling mussels from a shell de Squeeze. "
:-)¿Veis porque siempre hay que leerse las recetas dos veces antes de empezar a hacerlas?
2 comentarios
ladyexiliada -
Chela -
Un afectuoso saludo.