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La Torre de Hercules

Cuando un hombre va a morir...

Dicen que cuando un hombre va a morir toda su vida pasa ante sus ojos...

Dicen que en esos momentos se reflexiona sobre lo bueno y lo malo que se ha hecho. Dicen muchas cosas, pero todas son mentiras.

Cuando la muerte me encontro fue a bordo de un barco en algun lugar del Caribe, y lo unico que paso ante mis ojos fue la seguridad de que Diego Miguel de Lobios y Mariñas nunca veria otro amanecer. Estaba al final de una hilera de hombres, los cada vez menos supervivientes de la tripulacion del "Virgen Negra", y no me cupo la menor duda de que el baño que me esperaba terminaria con la triste vida del tercer hijo de mi padre.

No me quedaban fuerzas ni para una postrera maldicion. ¿Que podia maldecir? ¿A quien? ¿Mi mala suerte? ¿Mi inevitable destino? ¿A mi padre? ¿A los piratas? ¿A mi mismo? No serviria de nada, todo seria inutil. Asi que intente aceptar mi sino con un ultimo gesto de valentia. La sangre de mi padre me impulso a levantar la cabeza y a sonreir ante el juego de los piratas.

Nos hacian ir de uno en uno por la plancha, hasta quedar balanceandonos sobre las aguas. Nos preguntaban que sabiamos hacer, para lo que serviamos. Nos decian que nos les haciamos falta. Y nos echaban al mar cargados de cadenas.

- ¿Que sabes hacer?

- Soy marinero. De los mejores.

-Tenemos muchos como tu.

Chapuzon.

-¿Para que sirves?

-Para matar a cerdos como tu.

-Buena respuesta. Muy buena respuesta.

Chapuzon.

-Soy el mejor cocinero de los siete mares. ¡Os lo juro por Dios y la Santisima Trinidad!

Chapuzon.

-Soy timonel y piloto. Os sere muy util.

Chapuzon.

-Por favor, tened piedad. Hare lo que querais, lo que me digais. Solo tengo doce años. Por favor, por favor, por favor.

Chapuzon.

-Se donde hay un gran tesoro. Os dare la mitad si me soltais. Os lo dare todo. No me quedare con ndad. Es muy grande y es todo vuestro.

Chapuzon.

Chapuzon.

Chapuzon.

El viejo carpintero de quien todos se reian estaba delante de mi, pero se movio para tomar el puesto de otro hombre. Tuvo el valor de reirse y saltar antes de que un sable lo empujara. La tripulacion hizo avanzar al ultimo marinero y me encontre en la tabla, al lado del capitan, mirando mi muerte.

-¿Que sabes hacer, niñita?¿Para que sirves?

-Se contar historias.

-Todos sabemos. Con una jarra de ron y una bolsa de oro todos sabemos contar las viejas historias de los bucaneros.

-Mis historias son nuevas. Son historias unicas, que nadie ha oido antes y que hacen de cada hombre un heroe.

-¿De veras? Veamos si es cierto. Cuentanos una historia nueva, y si nos gusta a todos no tendras que darte el baño. ¿De acuerdo, muchachos?

Mientras los hombres mostraban su conformidad con su capitan, por mis venas volvio a correr la sangre de mis ancestros, aferrandose a la vida con toda la fuerza de un hidalgo español. Mire a los ojos del capitan; y los piratas, el barco, la plancha de madera, los gritos de los ya ahogados, mi propia muerte, todo dejo de existir mientras una historia nueva y que nadie habia escuchado antes surgia dentro de mi y hechizaba a quien la escuchaba. Escuchad bien, pues esta es la historia que cuenta un hombre que sabe que va a morir:

-Dicen que cuando un hombre va a morir toda su vida pasa ante sus ojos...

Este cuentecillo tiene nueve años. Dedicado a Oscar, que al leerlo, quiso jugar una campaña de rol basada en la pirateria caribeña...

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