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La Torre de Hercules

De Dragones de Komodo...

Quisiera dedicar este articulo de El Mundo a un compañero de trabajo. Va por ti, Rafa:

" QUICO ALSEDO

MADRID.- Ana se levantó el domingo pasado, salió al patio de su casa en Pirámides y se encontró un dragon de Komodo. No una lagartija: un bicho de casi dos metros de largo, contando la cola, y 45 kilos de peso, según la policía. Así como suena: en medio de Madrid, en la calle de Ercilla, 48, en su terraza, un lagarto verdoso de ojos amarillos y piel cuarteada la miraba fijamente. Ana pegó un grito y cerró la puerta acristalada.

A resguardo, junto a su compañera Ubal, observó. El bicho no se movía. No exactamente: "Sólo movía los ojos". En fin, que el dragón estaba cómodo en el patio. Ellas, tras la ventana, no.

Así que corrieron a avisar a sus compañeras de piso en la Residencia Ams, que ocupa todo el bajo. "Todo el mundo llegó y se puso a pegar gritos". Eran las 10.00 de la mañana aproximadamente. Alguien sugirió que podía ser de plástico, "un juguete del niño de arriba". Le lanzaron un clip. Como si nada. Le lanzaron un bolígrafo. Volvió la cabeza. Más gritos. Alguien, en medio del caos, dijo: "Hay que llamar a la Policía".
Un transportín de gato

Costó tres llamadas convencer a las autoridades de que sí, que había en el patio un saurio de buen tamaño aparentemente llegado de ninguna parte. "Nos decían: 'Sí, sí, ahora mandamos a alguien'. Y nada. Tardaron dos horas".

Llegan los agentes con un transportín de gato común. Ana, que les ve entrar por la puerta, les dice: "Me parece que con eso no vais a ninguna parte", a lo que los agentes reponen, coloquialmente: "No será para tanto, no seáis histéricas". Salen a la terraza y se quedan estupefactos. Dan marcha atrás: "Jopé, menudo bicho. ¿Tenéis alguna caja grande?".

No hay dónde meterlo. Llega otro agente con un bozal como para cazar cocodrilos. Willy, ya bautizado así por la concurrencia -incluidos vecinos arremolinados-, se deja coger mansamente, sin oponer resistencia. "Eso significa que es doméstico, no había nada que temer", dicen los agentes. "Si no llega a estar domesticado, estos bichos pegan unos bocados que no veas, y golpean muy fuerte con la cola", explican. La cola de Willy mide cerca de un metro.
Un vuelo de cinco pisos

Se llevan al varano y en la residencia empiezan las cábalas. ¿Cómo demonios ha podido llegar Willy hasta allí? Sólo de dos formas. O bien desde abajo, trepando por una tapia de unos cinco metros, o bien desde arriba, directamente volando desde quién sabe dónde.

Tres días después llega la respuesta: uno de los vecinos del quinto reclama el animal como de su propiedad, lo que confirma las pesquisas de Ana: "El dragón estaba cambiando de piel, así que pensamos que habría dejado rastros por todas partes. Y efectivamente, encontramos muchos trozos de piel".

Su teoría es que Willy cayó del quinto al bajo dos terrazas más allá del trozo de patio de la residencia, pero que, "como allí no le daba el sol, saltó dos tapias hasta llegar a nuestra habitación".

El dragón volador se recupera ahora en el Exotarium de Titulcia de su aterriaje forzoso. Tiene una pata rota. En la Residencia Ams aún le recuerdan con una sonrisa. "

1 comentario

pedro -

El dragón, que no es de comodi, ni se llama willy, no se recupera de nada, ya que a causa del golpe sufrio graves daños internos....la gente que escribe el los periodicos deberia informarse un poco mejor, no llego al Exotarium con vida....en fin, asi es el prensa de hoy en dia.