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La Torre de Hercules

Derbi gallego de futbol.¿Deportivo-Racing de Ferrol?

Hubo una epoca no demasiado lejana, cuando estaban en Primera Division el Depor, El Compostela y el Celta. Hoy en dia, eso lleva camino de repetirse...pero en Segunda. Vigueses, ferrolanos, esperadnos que vamos :-(. Desde El Pais:

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XABIER R. BLANCO - A Coruña - 07/01/2008

Riazor tirita. De miedo. Las señales que emite el Depor son preocupantes. El Atlético se embolsó los tres puntos con una facilidad pasmosa frente a un equipo que transmite la sensación de haber bajado los brazos. Los constantes despistes defensivos y la incapacidad para conseguir un gol han mellado el estado anímico del deportivismo. También la afición parece vencida. Ayer abroncó con una tibia pitada a los jugadores, cuando el cabreo debería ser monumental. El Depor no gana en Riazor desde el 16 de septiembre y sólo ha conseguido amarrar cinco puntos en su estadio. En A Coruña el pañuelo se reserva para enjugarse las lágrimas por una situación que va directa hacia el descenso.

Los pañuelos no se sacaron, pero se podría, para homenajear los tres goles de un Atlético que quiere que esta temporada sea la buena. Llevaba nueve años estrellándose en Riazor, en donde sólo había pescado un empate. Contra este Depor es demasiado fácil acabar con las tradiciones. El equipo de Lotina no cerró la defensa en el primer gol de Forlán, se dejó sorprender en una contra en el segundo de Agüero y el tercero de Jurado es para que lo vea un experto. Jurado se adelantó a Guardado en el rechace de un córner, remató de cabeza desde el borde del área y la pelota se coló por la escuadra mal defendida por Munúa. Es una anécdota que explica un partido que se acabó cuando Forlán adelantó a su equipo en el 39.

Excepto los tres goles, el partido resultó una castaña monumental. Y eso que pintaba para otra cosa. Javier Aguirre, que no parece dispuesto a levantar el castigo a Maniche, apostó por entregar la organización del juego a dos arquitectos de trazo fino como Raúl García y Jurado. Por primera vez en la temporada, Miguel Ángel Lotina alistó de inicio a dos delanteros (Rubén y Bodipo), aunque con la misma mala suerte.

Por la alineación se interpretó que sería un partido de ida y vuelta. Fue un error. El Atlético se limitó a esperar su oportunidad para rematar a un rival que se descose en su estadio. Y en ese periodo de observación los hombres de Aguirre se percataron de que la banda derecha del Depor, con Barragán y Lafita, hacía aguas. Faltaban seis minutos para el descanso, Antonio López dobló a Simao, sacó el centro, Agüero dejó pasar y la pelota le cayó a Forlán. Al uruguayo le dio tiempo a parar, apuntar y disparar porque Filipe no estaba en su sitio. El gol no sorprendió. Son muchos los regalos en esta temporada.

Como suele ser habitual, tras el descanso el Depor dio un pasito hacia delante, pero se olvidó de que al fútbol también se puede jugar a la contra. De un posible empate se pasó al cero a dos en un suspiro. Abbiati le dejó llovida una pelota a Lafita dentro del área, a éste le salió un tirito, Raúl García lo sacó en la línea de gol y Coloccini envió a continuación a las manos del meta italiano. La afición aún estaba con el uy en la boca cuando se encontró con el Kun Agüero encarando a Barragán. Con un recorte se deshizo del lateral y con un gesto despejó el horizonte de defensas para ajustar la pelota al palo contrario de Munúa. Mereció el premio de los pañuelos.

Es el estigma de este Depor. Pasa de una ocasión fallida a un gol en contra sin tiempo para una transición emocional. Riazor enmudeció por la incredulidad porque tanto contra el Madrid como contra el Atlético la victoria se daba por segura. Pero era el Atlético el que ponía intensidad, el que parecía en una situación desesperada. Y ante esas circunstancias sentenció Jurado. Se adelantó a un Guardado que no acaba de cuajar en el gran futbolista prometido.

El Depor empieza a sentirse de Segunda, el Atlético se cree ya un equipo de Champions.

Hacía tiempo que Javier Aguirre, un técnico que vive los partidos con pasión desmedida, no pasaba un partido refugiado en el banquillo. Ya en rueda de prensa, tampoco cambió la cosa. Empleó casi el mismo tiempo enjuiciando a su compatriota Andrés Guardado que analizando el juego de su equipo.

La estrella mexicana del Depor no acaba de romper a bueno, aunque Aguirre le auguró un gran futuro. Aguirre no sólo acabó en Riazor con la racha negativa del Atlético de nueve temporadas sin conocer la victoria, sino que también se llevó la camiseta de Guardado: "Se la pedí para mi hijo". Para el mexicano la clave del partido estribó en que aprovechó "las pocas ocasiones" que crearon porque "el equipo tiene muy clarito lo que quiere".

No lo tiene tanto el Depor de Lotina: "La imagen que hemos dado no está de acuerdo con el escudo que defendemos. Nos pueden ganar por calidad, pero no por intensidad. Nos han marcado el primero en una jugada que entrenamos todos los días"
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