Bocadillos gratis para parados.
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" José Sánchez Mendoza | Madrid
Dos de la tarde. La taberna Bocatín de la calle del Arcipreste de Hita empieza a llenarse de gente. Los visitantes son acomodados en las mesas por los camareros. La mayoría es gente joven, parejas sonrientes que charlan animosamente mientras toman una cerveza y algo de picar. Sin embargo, asoma por la puerta un hombre que no responde a esa descripción: es de mediana edad, unos 50 años, y va solo. No quiere responder a ninguna pregunta, y tampoco accede a que le saquen una foto. Muy serio, se saca del bolsillo la tarjeta del INEM y se la enseña a la encargada. Después, se sienta en un taburete y espera a que le traigan la comida.
Para un parado, una comida gratis es un paso más para llegar a fin de mes. Dos bocatines -las pulguitas de toda la vida, para entendernos- y un refresco son un condumio más bien escaso, pero suponen un aporte calórico nada desdeñable para aquellos que han visto cortados sus ingresos mientras las facturas asisten puntuales a su cita mes tras mes.
¿Es que las tabernas Bocatín se han convertido en una red de comedores sociales? No, en absoluto. Se trata de una iniciativa de esta franquicia de bares de tapas, que todos los miércoles de este mes invitará a un par de montaditos y una bebida a aquellos que acrediten su situación de desempleo. "Basta con presentar la tarjeta del INEM" -explica Encarna García, la encargada- "y para que nadie repita, les sellamos el dorso de la mano".
Encarna no tiene dudas a la hora de dibujar el perfil de la persona que se acoge a esta limosna comestible. "Son mayormente mujeres, de entre 40 ó 50 años de edad". Es decir, el tipo de colectivo que más difícil lo tiene para encontrar un puesto de trabajo.La encargada confiesa que se ha visto sorprendida por la cantidad de gente que ha entrado en el establecimiento tarjeta de desempleo en mano. "Vienen algunas personas a las que cuesta imaginarse llevando una vida de estrecheces".
Naturalmente, la primera pregunta que surge es quién paga todo esto. Según Chema Tejada, dueño del establecimiento, "los empleados contribuyen, haciendo un bote con sus propinas del miércoles. El resto queda por cuenta de la central y los proveedores, que colaboran con un 60% y un 20% de los importes, respectivamente".
La idea se ha difundido, principalmente, a través de la prensa e Internet. Los carteles en la puerta y dentro de los establecimientos venden el empeño solidario, aunque lo cierto es que su origen está en la máxima responsable de la promoción de los productos de la empresa: "Todo esto viene de arriba, de la dirección de marketing", cuenta Chema. La directora de marketing de la franquicia, Elena Alvarez, asegura que Bocatín "no saca nada de esto. Nuestra empresa, al igual que otras muchas en este periodo de crisis, lo está pasando mal, y aún así hemos decidido solidarizarnos con aquellos que no tienen trabajo".
Admite, sin embargo, que invitar a comer es una buena manera de captar futuros clientes: "Esperamos que aquellos que disfruten de los bocatines gratis se acerquen algún día, cuando todo les vaya mejor, a dar las gracias y comer algo, pero pagando". La directora cree que este convite semanal, "nuestro granito de arena", supondría un gran desahogo para la masa de parados "si otras empresas hicieran lo mismo". "
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