Lomografia.
Desde El Mundo:
" Joana Rei | Madrid
No encuadran, no enfocan y no esperan al momento perfecto. Ellos sólo disparan. Seguramente sus fotografías no serán las más representativas de la realidad, pero son las más originales. Se llaman lomógrafos, sus camaritas son pequeñas, súper portátiles, de plástico y analógicas. Y dicen que el secreto de una buena foto es la sorpresa.
El jueves se reunieron en Madrid para un fin de semana lomográfico, que empezó con la exposición 'Diana Vignettes', con más de 20 fotografías en gran formato de personalidades de diferentes disciplinas de la cultura española. Tres días llenos de actividades, que se completaron con un tour nocturno el viernes y un taller de fotografía.
En estos momentos, hay 10.000 lomógrafos registrados en la página de la Sociedad Lomográfica Española. Los aficionados defienden que los únicos que no se enganchan al movimiento son los que nunca lo prueban. Después del primer disparo, dicen, ya no hay marcha atrás.
Lo atestigua Emilio Butragueño, uno de los participantes de la exposición 'Diana Vignettes': "Fue la primera vez que cogí una cámara de éstas pero la verdad es que me gustó mucho. Esto parece una cámara de juguete y, claro, iba por la calle y la gente me miraba raro, como: '¿pero y este tío, de dónde ha salido y de qué siglo es?' ¡Fue muy divertido!".
Además de la fotografía, cada participante tuvo que personalizar una de las cámaras Diana, la más popular de las cámaras lomográficas. "Fue una labor algo familiar, le pedí ayuda a los niños y lo hicimos juntos, con un poco de imaginación", dice el antiguo crack del Real Madrid. ¿Y sería posible hacer el reportaje de un partido de fútbol por el objetivo de una cámara lomográfica? "¿Por qué no? Aunque sería muy distinto a lo que estamos acostumbrados, seguramente", bromea.
La cámara de Ouka Leele.
El jueves, la tienda de la Sociedad Lomográfica fue pequeña para tanta gente que se acercó a ver la muestra. Entre aficionados -anónimos o conocidos- y curiosos, una pequeña multitud desfiló por allí para ver las fotografías, las cámaras y comprar uno que otro accesorio.
Y allí dentro había un poco de todo. Cámaras que son pistolas de agua, que se transforman en cajas de lápices de colores o que son auténticos alter-egos de sus creadores. Una de las que más destaca, por su colorido, es la de la fotógrafa Ouka Leele, decorada con bolas de navidad: "Son como miles de ojos de pez mirándote. A la vez la connotación de las bolas de navidad le dan un toque alegre y fiestero, que también lo tiene la lomo".
Todos juntos forman una pequeña comunidad aficionada a la camarita de plástico que empezó su recorrido hacia el estrellato a inicios de los noventa, cuando dos jóvenes vieneses la descubrieron en una tienda de reliquias en Praga. Se llamaba Lomo (cuyas siglas, en ruso, significan Unión de Ópticos de Leningrado) y fuera creada a principios de los ochenta por este consorcio de la Unión Soviética.
En un principio, su misión era reproducir planos y documentos. Era una cámara robusta y compacta que, por sus lentes de 32 milímetros permitía sacar fotos desde muy cerca y sin siquiera mirar por el visor. El resultado eran fotos de colores fuertes sobretodo en los bordes, donde hay más saturación y con un enfoque curioso. Además, era muy barata por lo que se popularizó rápidamente entre los estudiantes de Viena creando un boom por toda Europa. Nacía así el movimiento Lomo.
Vuelven los carretes
En la época de lo digital, ellos son amantes de lo analógico. Traen de vuelta la vieja rutina de los carretes y el revelado. "Hay cada vez más gente joven aficionada a la lomografía. Me hace gracia porque ya han nacido bajo el signo del digital y lo analógico para ellos es nuevo", dice Christina Caprile, la 'lomoembajadora' en España.
La foto de David Otero de El Canto del Loco.
Y es que esa es una de las normas básicas de la lomografía: 'No necesitas saber lo que tienes en la película antes de hacer una nueva foto'. Hay nueve reglas más y, la más importante de todas, la última: 'No te preocupes por ninguna de las reglas'. Esto es la lomografía: libertad, disparar cuando te da la gana y desde la posición más original (los más puristas disparan incluso desde la cadera).
"Es un lenguaje muy especial y muy de amantes de la fotografía, es la fotografía en estado puro, la cámara es una caja de capturar la magia de la realidad. Las fotos son bastante libres, es como si la fotografía fuera magia y nunca supieras con qué te vas a encontrar, ese dejarte sorprender y hacer hallazgos maravillosos es fascinante", dice Ouka Leele.
Y las características, que muchos pueden mirar como defectos -el desenfoque o la distorsión, por ejemplo- son las verdaderas ventajas para los aficionados de la lomografía: "Sus defectos son beneficios que crean imágenes muy potentes. Mis fotografías siempre son documentación de acciones realizadas en el espacio urbano y la utilización de esta cámara da una gran espectacularidad al documento. La documentación deja paso a los efectos que la cámara crea por sí misma", considera el grafitero Dos Jotas.
Colorida, con sus flashes exagerados, y sus lentes, parece haber saltado de un dibujo animado. "Es una cámara como de reportero cómic", dice Ouka Leele. Sus portadores las llevan a todas partes, como extensiones del propio cuerpo y disparan por impulso, siempre que pueden. Se acabó el tomar distancias y el buscar el ángulo o la luz más adecuada. Sólo importa el disparo, constante y despreocupado, en un verdadero himno a la espontaneidad. "
Y a quien me dijo una vez que para esto habia que usar la camara adecuada, sigo diciendo lo mismo. Si lo importante es captar el momento, mi movil vale tanto o mas que una camara sovietica...
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