Las serpientes de Borges:9.
El Uroboros
Ahora el Océano es un mar o un sistema de mares; para los griegos, era un río circular que rodeaba la Tierra. Todas las aguas fluían de él y no tenía ni desembocadura ni fuentes. Era también un dios o un titán, quizá el más antiguo, porque el Sueño, en el libro xiv de la Ilíada, lo llama origen de los dioses; en la Teogonía de Hesíodo, es el padre de todos los ríos del mundo, que son tres mil, y que encabezan el Alfeo y el Nilo. Un anciano de barba caudalosa era su personificación habitual; la humanidad, al cabo de siglos, dio con un símbolo mejor.
Heráclito había dicho que en la circunferencia el principio y el fin son un solo punto. Un amuleto griego del siglo iii, conservado en el Museo Británico, nos da la imagen que mejor puede ilustrar esta infinitud: la serpiente que se muerde la cola o, como bellamente dirá Martínez Estrada, «que empieza al fin de su cola». Uroboros (el que se devora la cola) es el nombre técnico de este monstruo, que luego prodigaron los alquimistas.
Su más famosa aparición está en la cosmogonía escandinava. En la Edda Prosaica o Edda Menor, consta que Loki engendró un lobo y una serpiente. Un oráculo advirtió a los dioses que estas criaturas serían la perdición de la Tierra. Al lobo, Fenrir, lo sujetaron con una cadena forjada con seis cosas imaginarias: el ruido de la pisada del gato, la barba de la mujer, la raíz de la roca, los tendones del oso, el aliento del pez y la saliva del pájaro. A la serpiente, Jörmungandr, «la arrojaron al mar que rodea la Tierra y en el mar ha crecido de tal manera que ahora también rodea la Tierra y se muerde la cola».
En Jötunheim, que es la tierra de los gigantes, Utgarda-Loki desafía al dios Thor a levantar un gato; el dios, empleando toda su fuerza, apenas logra que una de las patas no toque el suelo; el gato es la serpiente. Thor ha sido engañado por artes mágicas.
Cuando llegue el Crepúsculo de los Dioses, la serpiente devorará la Tierra; y el lobo, el Sol.
Ahora el Océano es un mar o un sistema de mares; para los griegos, era un río circular que rodeaba la Tierra. Todas las aguas fluían de él y no tenía ni desembocadura ni fuentes. Era también un dios o un titán, quizá el más antiguo, porque el Sueño, en el libro xiv de la Ilíada, lo llama origen de los dioses; en la Teogonía de Hesíodo, es el padre de todos los ríos del mundo, que son tres mil, y que encabezan el Alfeo y el Nilo. Un anciano de barba caudalosa era su personificación habitual; la humanidad, al cabo de siglos, dio con un símbolo mejor.
Heráclito había dicho que en la circunferencia el principio y el fin son un solo punto. Un amuleto griego del siglo iii, conservado en el Museo Británico, nos da la imagen que mejor puede ilustrar esta infinitud: la serpiente que se muerde la cola o, como bellamente dirá Martínez Estrada, «que empieza al fin de su cola». Uroboros (el que se devora la cola) es el nombre técnico de este monstruo, que luego prodigaron los alquimistas.
Su más famosa aparición está en la cosmogonía escandinava. En la Edda Prosaica o Edda Menor, consta que Loki engendró un lobo y una serpiente. Un oráculo advirtió a los dioses que estas criaturas serían la perdición de la Tierra. Al lobo, Fenrir, lo sujetaron con una cadena forjada con seis cosas imaginarias: el ruido de la pisada del gato, la barba de la mujer, la raíz de la roca, los tendones del oso, el aliento del pez y la saliva del pájaro. A la serpiente, Jörmungandr, «la arrojaron al mar que rodea la Tierra y en el mar ha crecido de tal manera que ahora también rodea la Tierra y se muerde la cola».
En Jötunheim, que es la tierra de los gigantes, Utgarda-Loki desafía al dios Thor a levantar un gato; el dios, empleando toda su fuerza, apenas logra que una de las patas no toque el suelo; el gato es la serpiente. Thor ha sido engañado por artes mágicas.
Cuando llegue el Crepúsculo de los Dioses, la serpiente devorará la Tierra; y el lobo, el Sol.
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